domingo, 9 de junio de 2013

Nada

Momentos de descontrol. Una sensación incómoda invade mi cuerpo, cada uno de mis huesos. Mi estómago cae ante tal vendaval, y mi corazón late efusivamente para intentar controlar tal tormenta desatada. Un pequeño detalle, una gran desesperación. Todo en un latido, en un segundo, en un instante donde el tiempo paró, y como si del campo creado por un rayo se tratara, todo se paralizó. Sin más, llena de miedo, temor y tristeza todo cuerpo y alma. Segrega una difícil situación que enfrentar y un corazón que tranquilizar. Un abrazo o un beso sería el remedio. Pero no lo hay. No hay nada. Solo una desesperante soledad que inunda cada pensamiento acaecido en tales instantes. Cada temblor descontrolado de mi cuerpo. Cada mirada perdida regalada al viento. Y sigue sin haber nada, nada...

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