lunes, 7 de octubre de 2013

Soñar, para besar.

Te das cuenta que tu felicidad se esfuma entre viento y marea. Un pálpito recorre tu interior que te impulsa a volar. Allá donde los abrazos fueran la única fuente de calor. Allá donde un beso de ella fuera rozar el cielo. Allá donde dos cuerpos, al encontrarse, paraban cielo, mar y tierra. A ese preciso momento cuando se paralizó la dimensión espacio-tiempo para fundirse en un beso. A ese recóndito lugar, junto a ella. Pero ya no hay ella. Ya solo quedan nubes, frío y tormentas. Ya solo quedan pequeños grandes recuerdos que hacen soñar, con otro nuevo recuerdo. Que hacen soñar, con volver a sentirlo todo, en la nada. Que hacen soñar con volver a reír, cantar y mordisquear. Que hacen soñar con ella...

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