miércoles, 8 de octubre de 2014

Miedo

Miedo. ¿Qué es eso? Desgraciadamente todos lo conocemos, y probablemente aborrecemos. Aunque también, presas de él, seamos fieles feligreses a sus desmesuradas órdenes. Quizá ni siquiera estemos orgullosos de ello pero, convive en nosotros y con nosotros. Quizá sea uno de nuestros mayores enemigos. Qué digo quizá, el peor de todos. En cambio, como en esa tercera frase mento, alienados a él, actuamos en consecuencia. El tiempo debe de sentirse ofendido por tal aberración. Miedo, traicionera parte de nosotros. Nos empapa de sus propios temores y juega con nosotros a gusto. Pero, ¿Por qué? ¿Por qué a nosotros? ¿Qué puede producir tal ensañamiento? ¿Simple verdad? Efectivamente, somos humanos. Somos humanos y sentimos, y si, quizá sea este el inicio y el porqué de tal embriagadora y desbastadora impresión. Miedo, maldito seas. Porqué tiñes de oscuridad todos y cada uno de esos retos y objetivos, a la par que nuestros propios sueños. Porque te empeñas en impedir luchar por todo aquello que queremos por irrelevantes e insuficientes razones atormentadoras. Porqué. Porque seas tú, o no, nuestro mayor temor, eso no te da derecho a impedirnos luchar. Para que el tiempo caiga de nuestro lado y, sea más o menos dura nuestra existencia, vivamos. Por una libertad sin prejuicios y sin temores. Pero mientras tanto. Miedo, traicionera parte de nosotros.

lunes, 16 de junio de 2014

Horizonte mío.

Hoy observando observé, que lo observado no observa, sino cree. Hoy perdiéndome me perdí, en un infinito llamado horizonte, buscándome a mí. Hoy decidí ser decidido, decidiendo más allá de lo decisivo. Hoy también creeré, creyendo en ser creyente, en mí mismo. Hoy seré siendo, ese perdido horizonte, entre lo creído y lo decisivo.

martes, 6 de mayo de 2014

Mirada voraz al mañana.

Y fue entonces cuando nació, impulso agónico hacia una risa nerviosa, esperanza. Fue entonces cuando un extraño y necesario sentimiento se inyectó en un flujo turbulento de sangre. Fue entonces cuando aquello, olvidado por completo, resurgió de un par de frases. Fue cuando, por instantes, un cuerpo temblaba incontroladamente, cual quinceañero pudiera ser. Fue entonces cuando ganas y pasión se juntaron en un solo grito. La adrenalina por las nubes, y yo...yo ya no sabía quien era. Ilusión,esperanza y pasión, mucha pasión. Digamos que una sonrisa lo cambió todo en un pequeño descuido. Digamos que "vitaminó" mi esencia, y pintó, así, una mirada voraz al mañana.

jueves, 13 de febrero de 2014

Vaivén

Una conversación de antro a media noche. Cuando ruido y armonía de palabra se juntan en un solo sentido. Desde coherencia a sin sentido campeante.  Como situación frívola y asqueante.  Así soy yo, perdido.

viernes, 10 de enero de 2014

Apisonante

Cuando la motivación se personifica. Cuando una imagen hace encender esa máquina de demolición que dentro llevamos. Cuando tus retos empequeñecen durante segundos. Cuando tu mente extrapola todos los sentidos y los concentra en el medio. Sí, en el medio, justamente donde una gran extensión inerte reinaba. Justamente donde atravesar parecía imposible. Ahí, exactamente estarás tú, desatando tu ira, desinhibiendo totalmente cuerpo y alma, en una sola carrera, en un solo grito. Reventando registros, reinando en aquel medio, transformándolo y, sobre todo, disfrutando cada gramo de adrenalina. Y digo disfrutando si, porque la intensidad de cada milésima de segundo extremiza tus sentidos. Los extremiza y los vives, los vives extremamente, los sientes y los amarás allá cuando el sueño acabe. Y volvamos al principio, cuando la motivación se personifica...